Cultura de Alianza

La Fe Práctica en la Divina Providencia nos dice que debemos simplificar nuestro lenguaje, precisarlo, acercarlo a los hombres y mujeres comunes, a los privilegiados de la Iglesia: los jóvenes y los pobres.

Quiero comenzar este artículo con un comentario simple:

La "alianza estratégica" es un término de uso común en las empresas, en la educación, en la actividad del día a día de los laicos y del mundo, al cual nos cuesta tanto evangelizar.

La Alianza de Amor debe iluminar estas alianzas estratégicas que se difuminan en el mundo de este modo. Por ejemplo:

• Una "alianza estratégica" debe estar basada en el ganar-ganar; ambos contrayentes ganan, porque se trata de la justicia distributiva propia de Dios, no del gurú que la proclama en esos manidos programas de TV o conferencias que se venden en billete verde.
• Una "alianza estratégica" debe ser contraída por dos seres libres, transparentes, y las condiciones de la alianza deben estar claras y ser respetadas a sangre y fuego. ¿Alguien ha experimentado esto en la Alianza con María, con sus hermanos de grupo de la Juventud?
• Hay alianzas para toda la vida, como la Alianza de Amor en Schoenstatt, o el bautismo del cual la Alianza es sólo una particular renovación, o el matrimonio. Existen alianzas temporales, como cuando se trata de obtener un fin deseado, que se agota en poco tiempo, uno, dos o más años.
• Los schoenstatianos debemos agregar un ingrediente tan olvidado: si ponemos al centro de esta alianza a Jesús, o la entregamos en el Santuario como Capital de Gracias (que es equivalente), esa alianza se transforma -a su vez- en un pequeño Santuario, donde se encuentran la tierra y el cielo, el hombre con Dios. No porque los contrayentes humanos sean buenos, sino porque Él prometió estar allí.

Me encantaría leer comentarios proactivos: Los podríamos entregar en el Santuario y transformaríamos a Schvivo cada día más en una alianza estratégica en pro del 2014.

Alejandro González

Enero 2010