¿Donde está el padre?

Presentamos una reflexión del P. Rafael sobre la problemática de la ausencia del padre, a raíz del artículo reciente de un filósofo chileno, y su relación con los planteamientos hechos por el P. Kente...

| Padre Rafael Fernández Padre Rafael Fernández

Presentamos una reflexión del P. Rafael sobre la problemática de la ausencia del padre, a raíz del artículo reciente de un filósofo chileno, y su relación con los planteamientos hechos por el P. Kentenich hace décadas. Transcribimos abajo el citado artículo. ¿Dónde está el padre? El Mercurio, 19 de junio de 2011Joaquín García-Huidobro En la más triste de sus canciones, John Lennon canta con voz desgarradora: "Padre, tú me dejaste, pero yo nunca te dejé/ te necesité, pero tú nunca me necesitaste/ por eso tengo que decirte: adiós, adiós". En este día del padre, cuántos niños podrían entonar, en sus propios términos, un lamento parecido. Su tristeza es personal, pero el drama afecta cada vez más a la sociedad entera. Nuestra época se caracteriza, en efecto, por la ausencia del padre. A veces está trabajando en régimen de 24/7. En otras ocasiones no está porque solo tiene oídos para la BlackBerry y ojos para la TV. No faltan, por último, los padres que no están porque se han ido. Tenían otros planes. O debieron irse porque no había lugar para ellos en la casa. Todo esto es muy duro, y estamos rodeados de historias llenas del dolor de hijos y de padres. De esos padres que no están, que están a medias o no saben cómo estar.La ausencia del padre tiene, al menos, tres graves consecuencias. La primera es el debilitamiento de la autoridad: se hace difícil ejercerla. Su portador ya no goza del prestigio que derivaba, en el fondo, del valor de la figura paterna. La crisis de los abusos sexuales en la Iglesia ha sido especialmente grave porque ella atenta contra el carácter paternal que siempre ha tenido la figura del sacerdote. Él era visto como un padre incluso cuando el padre biológico fallaba. Pero el deterioro de la figura paterna afecta también a profesores y gobernantes. ¿Piensa alguien, por ejemplo, que las protestas estudiantiles se dirigen simplemente contra un alcalde, un ministro o el Presidente? ¿No hay en el fondo una rebeldía mucho más profunda, que tiene sus raíces en la angustiosa necesidad de contar con una autoridad adecuada? La segunda consecuencia se llama ateísmo. El psiquiatra norteamericano Paul Vitz ha estudiado numerosos casos de ateos cuyo rasgo común es precisamente la ausencia de la figura paterna. Hay muchas razones para negar a Dios, pero una causa frecuente es la mala imagen del padre. Despojada de sus limitaciones, la figura paterna es un camino privilegiado para acceder a la noción de Dios. Hay otra consecuencia, especialmente delicada en estos días. El padre no sólo es el camino para llegar a la idea de Dios. También es el medio ordinario para entender lo que es el varón. Cuando uno conoce los testimonios de muchos varones homosexuales constata que la ausencia de un modelo masculino (normalmente el padre) puede ser un común denominador en sus vidas. De ahí la enorme injusticia, además del mal gusto, que envuelven las bromas groseras contra los homosexuales, que padecen una situación que ellos no han causado. Puede que algunos, o muchos, estén conformes con su condición, pero hay otros para los que significa un dolor enorme, que merece toda nuestra comprensión, aunque eso no implica que el resto de la sociedad deba acceder automáticamente a todas sus pretensiones, pero ésa es otra cuestión. ¿Significa, entonces, que los hombres que tienen dificultades con su padre están determinados a ser ateos, agnósticos u homosexuales? No, de hecho son millones las personas que han pasado por estas situaciones, y no tienen afectada ni su idea de Dios ni su identidad sexual. Todo esto es muy complejo y es difícil dar respuestas definitivas. En este panorama de debilitamiento de su figura, la tarea de los padres se hace muy difícil, particularmente cuando educan a adolescentes. Casi por definición, ellos rechazan la figura paterna y su autoridad, pero al mismo tiempo la necesitan para no sentirse abandonados. Cometen un error los padres, profesores y alcaldes que dejan de ejercer la autoridad para evitarse malos ratos. John Lennon decía que su canción reflejaba no sólo su historia, sino la de todos los hombres de nuestro tiempo. Es verdad. Casi todas las relaciones sociales se ven afectadas por el debilitamiento de la figura paterna. La canción termina con Lennon gritando una, dos, diez veces: "mamá, no te vayas/ papá, vuelve a casa". A veces esto no es posible, pero el solo hecho de celebrar un día del padre significa decir: sé que no eres perfecto y que quizá haya cosas que podrías haber hecho mejor; pero, a pesar de todo, me alegro de que existas.

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