El hombre de la hora undécima

  Hay una frase que desde hace mucho tiempo encuentro profundamente poética y plena de significado: "El hombre de la hora undécima". La hora undécima se caracteriza no por la oscuridad, sino más bien por la misericordia divina porque es la luz de Dios que es más visible ante el trasfondo de la prevaleciente penumbra que significa la cercanía de la muerte. La parábola de la hora undécima dada por Jesús - el hecho que los trabajadores que trabajaban sólo en la última hora reciban el mismo salario que los que han trabajado a lo largo del calor del día - se refiere claramente al progresivo aumento de la piedad divina en la medida que transcurre nuestra vida y nos acercamos a la muerte. Dios, ante nuestra eterna rebeldía y débil naturaleza, está dispuesto a perdonarnos hasta incluso el momento antes que exhalemos nuestro último aliento, aun cuando muchas veces hayamos malgastado buena parte de nuestra vida, sin embargo, al final de ella, en la hora undécima, la misericordia de Dios se manifiesta de manera más clara...

| Mario Requena (Bolivia) Mario Requena (Bolivia)

aún, perdonándonos si estamos genuinamente arrepentidos.

En el mismo sentido, y quizás más claro todavía es el mensaje de misericordia que se ve en el pasaje del Evangelio cuando uno de los ladrones crucificados con Jesús exclamó: "¡Acuérdate de mi, Señor! Es ahora que me dirijo a ti... No te voy a decir mis obras porque me hacen temblar. Cualquier hombre se siente bien dispuesto hacia su compañero de camino, y aquí me tienes como compañero de camino hacia la muerte. Acuérdate de mi, tu compañero en este viaje, no ahora, sino cuando llegues a tu Reino " (Lc 24,42). Y Jesús le responde: ¿Cuál es el poder que te ha iluminado, buen ladrón? ¿Quién te ha enseñado a adorar así al que es despreciado y crucificado contigo? ¡Oh luz eterna que iluminas a los que viven en tinieblas (Lc 1,79)! «Ánimo... En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso, puesto que hoy has escuchado mi voz y no se te ha endurecido el corazón (Sl 94,8). Porque Adán desobedeció, pronto fue expulsado del huerto del paraíso... Tú que hoy obedeces a la fe, hoy serás salvado. Para Adán, el árbol fue ocasión de caída; a ti, el árbol te hace entrar en el paraíso...

En el islamismo, hay una parábola parecida y el profeta Mahoma tiene una expresión realmente impactante respecto al crecimiento espiritual a lo largo del camino de la vida: "Quien omite una décima parte de la ley en el comienzo de su vida junto a Alah, va ser condenado; pero aquel que logra una décima parte de la ley de Alah al final de su vida, será salvado". Con esto, Mahoma habla también de la misericordia divina al final de nuestro tiempo en la tierra, sin embargo, también critica a aquellos que conocieron el cobijamiento ofrecido por la habitación iluminada que es el vivir con Dios, pero se quedaron en la puerta.

Una forma más prosaica de decir lo mismo, la escuché en un seminario: "Murió cuando tenía 25 y lo enterraron cuando tenía 80" haciendo alusión a cómo la vida nos va gastando y haciendo que nuestros ideales de juventud queden atrás, vencidos por la realidad y nuestra falta de fe, esperanza y constancia. Sin embargo, podemos ser el hombre de la hora undécima incluso con nuestros ideales y, no importando que se esté al final del camino, podemos mostrar nuestra fortaleza y alegría de seguir por el sendero que la naturaleza nos obliga a recorrer irremediablemente porque tenemos la certeza que existe la misericordia divina y que Él nos perdonará, incluso en la hora undécima ya que esa misericordia compensa super-abundantemente la decadencia y la debilidad humana.


Mario Requena
La Paz, Agosto, 2010

 

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