El símbolo del Espíritu Santo

Este símbolo nos recuerda que el Santuario está consagrado al misterio del Cenáculo, el misterio de Pentecostés. La Virgen María es para nosotros el camino que nos lleva a la Santísima Trinidad. Schoenstatt es marcadamente trinitario.

P. Rafael Fernández

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Este símbolo nos recuerda que el Santuario está consagrado al misterio del Cenáculo, el misterio de Pentecostés. La Virgen María es para nosotros el camino que nos lleva a la Santísima Trinidad. Schoenstatt es marcadamente trinitario. Por eso no podía faltar en el santuario el símbolo de la segunda persona de la Santísima Trinidad. La "plena de gracia", aquella que el Espíritu Santo cubrió con su sombra y que lo imploró para la Iglesia naciente en el Cenáculo, lo continúa implorando en su pequeño santuario de Schoenstatt. El santuario es un nuevo cenáculo donde María forma apóstoles y los envía para que, animados por la fuerza del Espíritu Santo, den vida al mundo. El padre fundador decía: "La Iglesia celebra Pentecostés una vez al año, nosotros, los schoenstattianos, cada vez que visitamos con fe el Santuario". Nos quiere recordar que allí debemos implorar el Espíritu Santo especialmente para la Iglesia y el mundo.
Historia
Fue colocado en el coro del santuario original por la Generación Cenáculo de los sacerdotes diocesanos y palotinos schoenstattianos, el 4 de Octubre de 1946, (aniversario de la muerte de José Engling), como expresión de que el santuario es el Cenáculo donde está María, la Reina de los Apóstoles, implorando el Espíritu Santo para todos los hijos de Schoenstatt y para la Iglesia entera.