Evangelio domingo 1 de diciembre

Domingo 1 de diciembre de 2019 | Juan Enrique Coeymans

1° de DICIEMBRE del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 24, 37 - 44.

Primer Domingo de Adviento

En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Jesús me dice: las palabras que les dirijo a mis discípulos, no son para asustar, sino para tener un corazón siempre preparado para el final de sus vidas. Si no saben cuándo vuelvo, estarán con un corazón alegre esperándome, y vivirán cada día como si yo llegara a buscarlos al día siguiente. Así, no temerán nada, su vida estará ordenada y transparente, amando a todos a su alrededor, porque además saben las preguntas del juicio final: solo serán juzgados por el amor.

Casi siempre en los textos del final de los tiempos, me encierro en lo asustadizo que estaría cuando el Señor vuelva. Cuando Él lo único que quiere es que estemos en su compañía. Y nos vuelve a buscar para que estemos con El. Cuando dice que ni un vaso de agua dado por amor quedará sin recompensa, lo que debo hacer es dar muchos vasos de agua, que simboliza la entrega a los demás de diferentes maneras. Y cuando promete al Buen Ladrón que estará en la tarde en el Paraíso, es porque Él desea, que estemos en su cercanía. Por eso, este texto no es para asustarme sino para llenarme de esperanza.

Querido Señor Jesús, te alabo y bendigo, y te reconozco como mi Señor y mi Dios encarnado, hijo del Padre en la eternidad y de María en el tiempo. Quiero quedarme quieto en tu cercanía, no decirte nada, y en el silencio, que siempre es tan lleno de Tí, escuchar lo que quieras decirme, o simplemente estarme tranquilo ante Ti. Por eso, lo único que me digo interiormente, es que deseo estar siempre cerca de Ti, y amarte en todos mis hermanos los hombres, sabiendo que Tú te apareces en ellos, y yo tengo que ser para ellos, a pesar de mi pequeñez y miseria, una aparición tuya hacia ellos con tu amor y misericordia.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000