Evangelio domingo 11 de abril

Sábado 10 de abril de 2021 | Juan Enrique Coeymans

11 de ABRIL de 2021

Evangelio según San Juan, capítulo 20, 19 - 31

Segundo Domingo de Pascua.

Domingo de Cuasimodo y de la Divina Misericordia

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan". Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!". Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!"

Pareciera que el Señor nos dice: la confesión de Tomás al ver mis llagas es fundamental. Reconoce que soy Dios, es el primero que die el Señor mío y Dios mío que Uds. repiten cuando se alza en la Eucaristía mi cuerpo en la forma de pan. Pero deben profundizar en el corazón que yo sea Dios. Y si lo soy, entonces mis palabras son verdaderas, y Uds. tienen la seguridad de que los amo a cada uno con un amor infinito, porque así amamos en la Trinidad, Si los amo no deben temer nada. Esa es la consecuencia que Yo sea Dios.

A veces me olvido de que el Señor es Dios. Y cuando asisto a Misa, no recuerdo que es el Dios Altísimo el que en la figura de pan, está presente ante mi. Y vienen a mi corazón suss palabras: Yo estaré con Uds. hasta la consumación de los siglos. ¿Por qué temer? ¿Por qué tener miedo y angustia ante lo que nos suceda? Y para tener más conciencia que Jesús es Dios, debo mirar sus llagas santas, su cuerpo maltratado, su corona no de oro sino de espinas.

Señor mío y Dios mío. Creo que estás presente en el sacramento de la Eucaristía, en el pan y vino consagrados. Y sobre todo, creo que estás vivo eternamente y resucitado, porque eres el Hijo de Dios encarnado. Señor que repita con frecuencia durante el día las palabras del Apóstol Tomás: Señor mío y Dios mío, porque te veo también en los que necesitan apoyo, alegría y cariño, estás ahí Señor misericordioso, humilde y generoso, que me quieres más allá de toda imaginación, con amor infinito.

AMÉN

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