Evangelio domingo 15 de septiembre

Domingo 15 de septiembre de 2019 | Juan Enrique Coeymans

15 de SEPTIEMBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 15, 1 - 32

Vigésimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

51° aniversario de la muerte del Siervo de Dios José Kentenich

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte". Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. Él le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'. Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'

Pareciera que Jesús nos dice: el evangelio del hijo pródigo es quizás el más importante de las que hice. En el fondo revelé como es la sicología de la Trinidad: Lo que nos interesa es que Uds. deseen y anhelen estar cerca nuestro. Que no dejen nunca de añorar nuestra compañía. Porque los amamos infinitamente, y lo propio del amor es querer estar cerca de la persona amada, tiene que quedarles claro que nosotros en la Trinidad queremos estar cerca de Uds. No lo olviden nunca y mediten una y otra vez cada parte de este evangelio, para que crezca en Uds. el deseo de nuestra cercanía y la certeza de que son amados.

No puedo negar que este es el evangelio preferido en mi vida. Lo he gustado y meditado muchas veces, y cada vez encuentro honduras y proyecciones nuevas, y un crecimiento de mi confianza en el amor de Dios que es fundamental en nuestra vida de fe. Pero esta confianza en el amor de Dios Uno y Trino, no debe llevarme a la superficialidad de traicionar con mis pecados a ese amor infinito. Lo que debe despertar en mi alma, es gratitud y coherencia en mi vida: lo que creo, debo vivirlo.

Mi Señor Jesús, que no te fijas en nuestros pecados sino en nuestro deseo de vivir cerca tuyo y de volver siempre a la casa paterna, te pido la gracia de ser coherente con lo que proclamo y comparto. Que la alegría de saberme amado me lleve a vivir profundamente en la presencia de Dios Uno y Trino en mi vida. Que no me aleje de Ti Jesús querido, con mis pequeñeces y olvidos de tu amor, y que, de la mano de María, tu Madre y mi Madre, crezca en reciedumbre personal y en sencillez filial. Eso es lo que quería nuestro fundador de sus hijos de Schoenstatt, de quien hoy día se cumplen 51 años de su muerte.

AMÉN

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