Evangelio domingo 29 de enero

Domingo 29 de enero de 2023 | Juan Francisco Bravo

29 DE ENERO DEL 2023
Evangelio según San Mateo capítulo 4, 25 – 5, 12
Domingo Cuarto del Tiempo Ordinario

Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Felices los afligidos

Es como si Jesús me dijera: "Busca en tu corazón. Sácate la coraza. Estás acostumbrado a plantearte con ánimo y fuerza ante los demás y ante ti mismo. ¡Estás acostumbrado a ignorar tu propio miedo, tu propio dolor, tu propia ansiedad! No los ignores más. Existen. Ahí están. Ven y míralos conmigo. Feliz tú con tu dolor, con tu insatisfacción, con tu ansiedad, con tu sentirte perdido. Porque si vienes conmigo a la muerte más profunda, si vienes a mi cruz y la vives conmigo, vas a encontrar resurrección. ¡Ven conmigo a ser de los bienaventurados que tienen miedo, que mueren y que después de tres días resucitan!"

Cuando leo este texto, lo primero que me pasa es que pienso en mi felicidad y me siento llamado a hablar desde la gratitud. Pero cuando profundizo me doy cuenta de que esa actitud positiva tiene otra cara: por dentro, muchas veces o casi siempre, me siento muy dolido y asustado. Me siento pobre, triste, hambriento y ansioso. Y así logro conectar con este texto. ¡Jesús me viene a recoger y llamarme bienaventurado! Me viene a tomar desde mi miseria y mi desesperación. Viene a llamarme a mí, que de verdad no sé qué viene para mí, para mis hijos, para mi país... que tengo tanto miedo.

Jesús, yo te adoro porque me vienes a mostrar que sí tengo miedo. Yo te reconozco y adoro aunque no sé cómo me las voy a arreglar. Creo en Ti. Confío en Ti. Llámame una vez más a ser de tus bienaventurados. Hoy tomo todas mis ansiedades y las pongo contigo en tu cruz. Quiero dejar atrás mi desconfianza y abrazar mi esperanza. Tú me quitas el hambre, tú me das a manos llenas, tú me cuidas a mí y a los míos. Acompáñame a caminar contigo en integridad. Acompáñame a ser de los bienaventurados que encuentran consuelo y salvación en Ti.

Amén.

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