Evangelio domingo 7 de junio

Domingo 7 de junio de 2020

7 de JUNIO del 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 3, 16 - 18

Solemnidad de la Santísima Trinidad

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.» El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Meditación de nuestro equipo.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único

Pareciera que Jesús nos dice: el evangelio de Juan, que es el último, trata de reforzar lo fundamental de mi enseñanza. Hijo querido, el Padre con el cual soy una sola cosa, porque Yo vivo en Él, y Él vive en mí, los ama a Uds., como Yo los amo, y como el Espíritu Santo los ama. Es el amor trinitario que se vuelve hacia Uds. Si comprendieran lo infinito del amor de la Trinidad, la vida de Uds. cambiaría, y todo se les haría mucho más fácil. No teman reconocer cada día, el amor de la Trinidad.

En Schoenstatt aprendí a relacionarme pobremente, como pecador que soy, con cada una de las personas dela Trinidad. Me di cuenta que nuestro fundador era muy mariano, pero era profundamente trinitario en su espiritualidad. No es que me cueste teóricamente, pero si me cuesta en la práctica, se me hace difícil no caer en debilidades y caídas que en principio son fácilmente superables, pero siento que se me nubla la mirada y olvido que soy de Cristo, y que la Trinidad espera de mi una consecuencia mayor. A tomarme en serio entonces, mi relación con cada Persona de la Trinidad.

Jesús, que nos revelaste, en el misterio de tu encarnación, que eres Dios y rostro del Padre vuelto hacia nosotros, te adoro humildemente, y me inclino ante Ti y ante el Padre y el Espíritu Santo. Me uno a todo los miembros de tu Cuerpo y te alabo y agradezco por el amor que me has dado y la paciencia que has tenido conmigo, y te pido perdón, por mis pecados y miserias. Pero quiero prometerte que no me ganará el desánimo. Porque el demonio gana cuando me deprimo. Señor, tómame de tu mano junot con María, y no me sueltes.

AMÉN

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