Evangelio domingo 8 de agosto

Sábado 7 de agosto de 2021 | Juan Enrique Coeymans

8 de AGOSTO del 2021

Evangelio según San Juan capítulo 6, 41 - 51.

Décimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: "Yo soy el pan bajado del cielo". Y decían: "¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: 'Yo he bajado del cielo'?" Jesús tomó la palabra y les dijo: "No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

El que coma de este pan vivirá eternamente

Jesús nos dice: en esta escena del evangelio hablo claro y duramente. El que me escucha y cree en mis palabras tendrá vida eterna. Es una manera directa de decir que Yo y el Padre somos uno. Es una revelación simple y sencilla del misterio de la Trinidad. Pero la Trinidad no es un misterio para complicar la vida, sino para a darles vida y vida en abundancia. Y el pan que doy que es mi cuerpo, los irá introduciendo a la vida eterna por el amor que la eucaristía despierta en la vida de Uds.

Si yo tomara más en serio la Eucaristía, trataría de recibirla más frecuentemente. Es cierto que la pandemia dificulta el recibir el pan de vida, pero ahora que se han ido relajando las condiciones para participar presencialmente en las Misas, debería organizarme más para recibirla. No se cuántos años más me quedan de vida, y estos últimos años deberían ser para intensificar mi amor a Jesús, a su Palabra, y a la conversación con Jesús. La vida eterna se va forjando por pura misericordia del Señor, de a poco, pero con El.

Señor Jesús, Pan de Vida e Hijo del Padre. Te adoro de todo corazón, te reconozco como mi Señor, como Rey de mi vida, y como Dios Uno con el Padre. Te alabo y agradezco por las innumerables muestras de amor y misericordia que has tenido conmigo en mi vida, y te pido que perdones mi mediocridad y miseria. Limpia mi alma de toda miseria y haz que cada día crezca en amor a ti, y acompáñame en todas las circunstancias de mi vida, cuando busque solamente hacer la voluntad del Padre.

AMÉN

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