Evangelio domingo 9 de junio
Sábado 8 de junio de 2019 | Juan Enrique Coeymans Avaria9 de JUNIO del 2019
Evangelio según San Juan capítulo 20, 19 - 23
Solemnidad de Pentecostés
La noche de ese mismo día, el primero de la semana, los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada en un lugar, por miedo a los judíos. En eso llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: «La paz sea con ustedes.» Y mientras les decía esto, les mostró sus manos y su costado. Y los discípulos se regocijaron al ver al Señor. Entonces Jesús les dijo una vez más: «La paz sea con ustedes. Así como el Padre me envió, también yo los envío a ustedes.» Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados; y a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.»
Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria
Así como el Padre me envió, también yo los envío a ustedes
Jesús parece decirnos: Antes de soplar el Espíritu Santo, los envié. Pero ese envío no es el envío de corderos en medio de lobos, sino con el Espíritu Santo. Porque tendrán que afrontar peligros, sufrirán, se cansarán, pero el poder de lo alto que es el Espíritu Santo los acompañará y les permitirá hacer muchas obras para el Reino. Las obras del Reino, no son de Uds., son del Espíritu, que es el poder de lo alto, el poder de nosotros en la Trinidad que les llega para llenar el mundo de amor.
Para mi y para muchos cristianos, el olvido del Espíritu Santo no es algo raro sino frecuente. Y ese olvido es porque no acudo con frecuencia a pedirle que me acompañe en las obras del Reino, y en mis actividades. Si lo hiciera, serían mucho más fecundas y serían normalmente hechas según el querer del Padre y no surgirían de mis ganas o deseos. Olvidar el Espíritu Santo es una de las obras del demonio más sutiles y eficaces para él, por eso mi tarea es encomendarme permanentemente al Espíritu.
Señor Jesús, que en Pentecostés regalaste para siempre el Espíritu a tu Iglesia para todos los siglos, asegurando así que El nos acompañe en la vida, te pido de corazón, que nunca olvidemos ese regalo infinito que es el Espíritu. Señor Jesús, dame el don de estar siempre invocando al Espíritu para vivir en el Amor y Dios Uno y Trino amando a través mío. Como María la llena de gracia, ábreme al querer del Padre y pueda así hacer la voluntad suya siempre. AMÉN.