Evangelio jueves 1 de julio

Jueves 1 de julio de 2021 | Sebastián Castaño

1° de JULIO del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 9, 1 – 8

Jueves de la Décimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados". Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema". Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados"

Jesús parece decirnos: Antes que nada y por sobre toda carencia física, quiero sanar tu alma y librarla del pecado. Necesito de ti para hacerlo, no puedo ir en contra de tu libertad... ven y acércate con humildad, sin temores, y con mucha esperanza. Reconoce que tu Padre, que está en el cielo, es misericordioso y te quiere regalar su gracia y su amistad cuando te presentas con humildad ante El para recibir su perdón en el sacramento de la reconciliación.

Sin duda puedo reconocerme en el paralitico, en los camilleros, también de los incrédulos y en los que dan gloria a Dios. ¿Cuán abierto y humilde soy para dejarme llevar (o presentarme) para ser sanado por Dios Padre? ¿Cuán atento y dispuesto estoy para llevar a otros a ser sanados por Dios Padre? Jesús nos demuestra que él viene a salvar, no a condenar, y nos llama a acercarnos a él con esperanza y fe, sin dejar que nuestra miseria humana nos paralice.

Querido Jesús, líbrame de toda parálisis que me impida caminar a tu encuentro, tanto en la caridad al prójimo, como en el sacramento del perdón. Dame Señor la fe y la audacia, de esos camilleros que llevaron ante ti al paralitico, para saber ir en ayuda de otros. No permitas Jesús que sea incrédulo de tu poder y no pueda reconocer tu amor por todos nosotros. Te doy gracias Jesús por tu vida, porque nos abrió el camino hacia el Padre y a la realidad de ser hijos.

AMÉN

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