Evangelio jueves 22 de octubre

Jueves 22 de octubre de 2020 | Sebastián Castaño

22 de OCTUBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 12, 49 - 53

Jueves de la Vigesimonovena Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: He venido a prender fuego en el mundo, ¡ Y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡ y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos, y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

He venido a prender fuego en el mundo, ¡Y ojalá estuviera ya ardiendo!

Jesús parece decirme: quiero que mi Palabra arda verdaderamente en tu corazón y en el de todos, y que ella te movilice, te guie, para que des fruto y seas testigo alegre de Dios. Esa fue mi misión al venir al mundo. Muchos me escucharon y acogieron mi Palabra, pero otros la rechazaron. Experimenté el desánimo, la angustia y el sufrimiento; fui rechazado, insultado y finalmente crucificado. Me entregué por completo a esta misión que me mandó mi Padre por amor a los hombres. Por eso espero que tú también te des por amor a Dios y a tu prójimo.

Este evangelio me llama a luchar contra mi mediocridad y tentación de vivir una fe tibia o acomodada. Jesús quiere que corresponda a su entrega, no por él, sino porque me ama y sabe que si actúo según su Palabra tendré verdadera vida y seré pleno en la fe. Reconozco el conflicto interno, esa tensión en el corazón entre la Palabra de Dios que me llama pero que me cuesta cumplirla o me acomodo en una actitud pasiva. El ejemplo de Jesús me sirve de alivio y me recuerda que Él quiere acompañarme en el camino de la vida.

Querido Jesús: gracias por venir al mundo dejándome tu Palabra y el ejemplo de tu vida. Te pido valentía, fuerza y confianza para vivir una fe viva y actuar según el plan de amor que Dios tiene para mí. No permitas Señor que me acomode y me quede inmóvil o callado. Dame Señor la sabiduría para saber cuándo debo actuar y hablar y cuándo debo esperar y callar. Gracias Señor por la vida, la familia, y por el amor que experimentamos día a día a través de quienes nos rodean.

AMEN

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