Evangelio jueves 24 de octubre

Jueves 24 de octubre de 2019 | Ignacio Suazo

24 de OCTUBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 12, 49 – 53.

Jueves de la Vigésimo Novena Semana del Tiempo Ordinario

"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra."

Meditación de Ignacio Suazo Zepeda

"Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!"

María parece decirme: has escuchado muchas veces este evangelio, pero nunca habías reparado en estas palabras. Te preguntas ¿Por qué hoy te llaman la atención? ¿Qué te dicen? En primer lugar, que la angustia no es señal de alejamiento de Dios. La paz debe ser el tono del alma, es cierto. Pero mi hijo sintió angustia. Ciertamente, así se hizo semejante a ustedes, hijos míos, que sufren las consecuencias del pecado original. Pero hay una verdad más honda: quien quiera sumarse en la misión de redimir al mundo, debe estar preparado para asumir angustias.

A veces tengo la idea de que el corazón de los santos debe ser pura y plena paz, pero esta escueta frase me hace darme cuenta del error: es normal y hasta necesario tener angustia. Normal, porque a todo el mundo le pasa. No debo entonces mirar con demasiada extrañeza a quienes sufren de ella. Necesario, porque ayudar a Cristo a «traer fuego sobre la tierra» implica división, rechazo y por ende, dolor. Entonces, si el alma sabe que ciertas decisiones significarán sufrimiento, es normal sentir angustia.

María, la angustia no fue un sentimiento ajeno para tu hijo. Tampoco lo fue para ti. Seguro que supiste de angustias antes de comunicarle a José que estabas embarazada. Tu corazón experimento angustia, cuando mandaste a anunciar tu llegada a tu Hijo, intuyendo la respuesta que Él daría: «...estos son mi madre y mis hermanos». Ese aparente rechazo rompió tu corazón de madre. Que decir de la cruz ¡Realmente supiste de miedos! María ¿Podrías Tú tomar mi corazón y hacerlo fuerte frente a la angustia? Que no se rebele si está en el querer de Jesús. Él vino a traer Fuego. Aunque cueste, yo también quiero que arda.

AMÉN

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