Evangelio jueves 25 de abril

Jueves 25 de abril de 2019 | Manuel José Ibáñez

25 de ABRIL del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 24, 35 - 48

Jueves de la Octava de Pascua

Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. "

Meditación de Manuel José Ibáñez Aldunate

"La paz esté con ustedes."

Jesús pareciera decirnos: he venido al mundo, he cumplido la voluntad de mi Padre entregando mi vida en rescate de cada uno de ustedes. Cargué con sus pecados y vencí a la muerte. Ahora les traigo la paz. Estén alegres y confiados en el Padre que lo ha pensado todo para el bien de los que ama. No se inquieten, porque Él tiene grandes planes para cada uno de ustedes. Por eso les traigo aquello que Dios quiere para ustedes. Vivan en paz, compartan la paz, trabajen por la paz. Busquen la paz y vayan tras ella.

El Señor Resucitado trae múltiples gracias. Pero la primera que comparte con sus discípulos es la paz. Creo que con eso nos da una lección acerca de lo que realmente es importante. Son tantas las veces en que me he sentido superado por las dificultades, alterado por los problemas, afligido por el futuro. Y es Cristo quien, por su Resurrección, se encarga de calmar todas esas preocupaciones. Él viene a traer paz a nuestros corazones, para que podamos buscar día a día la voluntad del Padre, entregados a su Providencia.

Querido Señor Jesús, gracias por traernos la paz que proviene del Padre. Gracias por compartir con nosotros tu paz. En este tiempo en que celebramos tu Resurrección te pedimos que nos ayudes a buscar con perseverancia la paz que brota de tu Sagrado Corazón. Permite que ella permanezca con nosotros y que la podamos irradiar en nuestras vidas. Espíritu Santo, derrama tu paz sobre nuestras almas. María, Madre de la Paz, sé tú la maestra que nos enseñe a buscar la voluntad del Padre.

AMÉN

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