Evangelio jueves 25 de junio

Jueves 25 de junio de 2020

25 de JUNIO del 2020

Evangelio según San Mateo, capítulo 7, 21 - 29.

Jueves de la Duodécima Semana del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'. Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

Meditación de nuestro equipo.

"No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo"

Jesús en este evangelio nos dice con bastante claridad que Dios quiere que fundemos nuestra vida en la Palabra que nos enseñó. Y nos hace un llamado, no sólo a conocer y aceptar su Palabra, sino a que construyamos sobre ella, poniéndola en práctica día a día. Jesús nos hace un llamado a la acción, a ser consecuentes con nuestra fe, sin separar fe y vida. En definitiva, nos hace un llamado a amar a nuestro prójimo con hechos concretos y a ser comunicadores de ese amor... de forma que seamos testimonio de su presencia.

Me doy cuenta de cómo Jesús reitera la importancia de conocer y aceptar la Palabra. Si me doy tiempo de leer y tratar de comprender el mensaje que Dios tiene para mí en su Palabra, podré estar más firme en mi fe cuando vengan las dificultades o distracciones de la vida diaria. Luego, el desafío de entregar amor con hechos concretos... pero con acciones sencillas, supone pensar en el otro, empatizar con su sentir, y desde esa posición atreverse a ir adelante.

Querido Señor Jesús, gracias por dejarnos tu enseñanza y por mostrarnos el camino que nos dará plenitud y felicidad verdadera. Ayúdame a ser perseverante en leer más tu Palabra, y a no olvidar que ella es verdadero alimento para fortalecer mi fe y sobre la cual puedo construir una vida en tu amor. Dame Señor la fuerza para salir al encuentro de los demás, con sencillez, con alegría y confiado en tu presencia. Bendito y alabado seas Señor Jesús ahora y siempre.

AMEN

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