Evangelio jueves 26 de agosto

Jueves 26 de agosto de 2021 | Sebastián Castaño

26 de AGOSTO del 2021

Evangelio según San San Mateo, capítulo 24, 42 - 51

Jueves de la Vigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará', y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.

Jesús parece decirme: Velad y estad atento, porque Yo ya estoy en medio de ustedes. Si me buscas y me reconoces, en tu día a día, te estarás preparando para el encuentro definitivo con el Padre que no sabes cuándo, ni donde ocurrirá. Vive con esa paz y esperanza en que tu vida trasciende, no se acaba en este mundo, y ve en busca de la felicidad eterna en el Reino de los Cielos. Ese es tu norte y Yo te acompaño, junto al Espíritu Santo, en todo momento si tú así lo quieres.

El Señor me habla claramente de no caer en vivir encerrado en lo mundano sin mirar más allá: hacia la vida eterna de mi alma. Es un misterio de Fe, con preguntas que no me obligo a responder, pero que acojo con tranquilidad y esperanza. La vigilancia creo que la puedo lograr con la oración, con salir al encuentro de otros, con la participación en la Eucaristía, y reconociendo que Jesús ha estado y estará siempre presente en la historia de mi vida personal..

Querido Jesús, por tu enorme amor y muerte en la cruz nos abriste la puerta hacia la verdadera felicidad eterna. Ayúdame Señor, a vivir con fe y con esperanza en la vida eterna. Y que ese camino que Tu me señalas me permita ver lo que realmente es importante en mi vida. Lo que hago, lo que tengo, mi familia, mis amigos, el trabajo, que todo lo vea a través de tu mirada para así estar preparado para el encuentro definitivo que sólo Dios Padre sabe cuándo será.

AMÉN

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