Evangelio jueves 26 de noviembre

Miércoles 25 de noviembre de 2020 | Sebastián Castaño

26 de NOVIEMBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 21, 20 - 28.

Jueves de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella. Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Todo lo que está escrito deberá cumplirse... tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación.

Jesús parece decirme en este evangelio: No pierdas el ánimo y levanta tu mirada al cielo. Cuando vine al mundo experimenté las tribulaciones de la vida y sé que el camino de la cruz no es fácil. Intenta cargar tu cruz y hazlo con decisión, porque aun cuando tropieces muchas veces, yo vendré en tu ayuda y estarás caminando conmigo hacia el Reino de los Cielos. No cierres tu corazón, ni tapes tus oídos para dejarme fuera, no te pediré más de lo que puedes dar.

Estoy llamado a estar vigilante ante la segunda venida del Señor y a vivir atento a los acontecimientos de mi vida terrenal con los ojos puestos en el cielo. Me cuesta ser consistente en esta actitud. Si pongo los acontecimientos de mi vida en la perspectiva de Cristo y de su Palabra, podré discernir mejor su voluntad y seguir el plan de amor que Él tiene para mí. Ante mis caídas y las dificultades de la vida, Cristo me pide que lo ame y que no pierda la esperanza del encuentro eterno con El.

Querido Jesús, quiero poner mi vida en actitud activamente vigilante porque no sé cuándo vendrás. Perdón Señor por las veces en que bajo la cabeza y alejo mi corazón de tu presencia. Quiero mirar más al cielo y aprender a avanzar por la vida buscándote con perseverancia. Sé que tú eres fiel y vendrás a mi encuentro. Querida Mater, dame la gracia para encontrarme verdaderamente con Jesús y poder vivir fiel a su santa voluntad. Prepara tu mi corazón.

AMÉN

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