Evangelio jueves 30 de abril

Jueves 30 de abril de 2020 | Sebastián Castaño

30 de ABRIL del 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 6, 44 - 51.

Jueves de la Tercera Semana de Pascua

Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Pareciera que el Padre Dios nos recuerda una vez más que lo fundamental es buscar el verdadero alimento para nuestra vida. El alimento que les regala es la propia carne de mi Hijo, que se hizo hombre entre Uds. para regalarles la verdadera Vida a todos los que buscan a Jesús y quieren practicar su enseñanza y su Palabra Ven y acércate con amor y fe al sacramento de la eucaristía, recibirás el verdadero alimento, el cuerpo y la sangre de mi Hijo, para que puedas tener verdadera vida.

Durante estas semanas en que hemos participado de la misa por TV y hemos tenido que hacer una comunión espiritual, se echa de menos el participar de la misa en comunidad y poder comulgar como siempre lo hacíamos. Jesús nos dejó en la eucaristía, su misma carne entregada por nosotros, para que tengamos vida eterna. ¿Cuántas veces comulgué de forma automática sin recordar la entrega infinita de Jesús por nosotros? Debo mirar con mayor profundidad la imagen de Jesús en la cruz, para recordar y hacer presente día a día que su muerte por nosotros es nuestra verdadera fuente vida.

Padre bueno, quiero vivir la eucaristía de una manera más profunda. Quiero aceptar tu cuerpo y tu sangre como verdadero alimento de vida, para que tu permanezcas en mí y yo en ti. Regálame Señor, un corazón dócil para recibirte con verdadera fe en el sacramento de la eucaristía. En estos momentos en que no podemos hacerlo sacramentalmente, envía a todos tus fieles tu Espíritu para que nos ilumine y de fuerzas. Se{or, haz quew tenga hambre de Ti, hambre de Jesús, hambre del Espíritu Santo.

AMÉN

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