Evangelio jueves 6 de Febrero

Jueves 6 de febrero de 2020 | Ignacio Suazo

6 de FEBRERO de 2020

Evangelio según San Marcos, capítulo 6, 7 - 13. 

Jueves de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

San Pablo Miki y compañeros, mártires. Memoria obligatoria

Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

Meditación de Ignacio Suazo Zepeda

“Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón (...)”

María parece decirme: mi hijo envió a sus apóstoles a evangelizar. Tú también estás llamado a hacer tu aporte, dentro de tu estado de vida. Escucha entonces, hijo mío: Dios triunfa en todo. También en el modo de evangelizar. Con pobreza de medios y un corazón desvalido que se sabe dependiente de Dios, Él puede hacer milagros. Los apóstoles no llevaban nada por el camino, para que justamente brillara la acción poderosa de Dios. Hoy no es distinto.

Tal vez mi primera misión no sea evangelizar, pero sé que hace falta. Sé que puedo hacerlo en el medio en que me rodea, que puedo decir algo -algún gesto, alguna palabra- con mis amigos, conocidos y familia. Pero estas palabras me agregan algo conocido pero  siempre nuevo: la pobreza de medios. No es con mi elocuencia, ni con planes muy intrincados que debo dar testimonio. Es atreverme. Y eso me anima, porque en estas cosas siempre temo hacer el loco.

María, tú eres la reina de los apóstoles. Tú sigues intercediendo para que sus sucesores -nuestros obispos- sigan dando a conocer la novedad que es tu hijo. Se, madre, que ellos necesitan de nuestra ayuda en todos los campos, también en el de la evangelización. Si quieres, con lo que tengo, yo también me pongo a tu disposición, en cuanto lo quieras y lo necesites. Tengo como hermano mayor a San Pablo Miki, jesuita mártir en Japón. Que sea él quien me ayude y asista. Te lo pido como la reina y madre que eres. AMÉN.

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