Evangelio lunes 10 de junio

Lunes 10 de junio de 2019 | Magdalena Fernández Pérez

10 de JUNIO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 5, 1 – 12

Lunes de la Décima Semana del Tiempo de Pascua

Santa María Madre de la Iglesia. Memoria obligatoria

 

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."

 

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

 

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

 

Dios Padre me dice: hija mía, no te angusties con las decisiones que tienes que tomar. No te ahogues en el mar de posibilidades que ofrece el mundo de hoy. Respira, y no pierdas el foco. Si trabajas por la paz, y tomas tus decisiones según esta máxima, no tomarás la decisión equivocada. La riqueza de mi mensaje está en que vine a romper con lo establecido, tanto en tiempos pasados como hoy en día. Vengo a decirte: no persigas el dinero, la fama, la comodidad… sigue mi camino y serás feliz.

 

Si bien es un mensaje que he escuchado desde siempre, no deja de sorprenderme y conmoverme. Cuantas veces me confundo, perdiendo el foco y persiguiendo falsos dioses. Y puedo identificar con claridad la causa de esta confusión: la falta de oración. Cuando dejo de dedicar un tiempo exclusivo para Dios, caigo inmediatamente en preocupaciones mundanas. Quiero volver mi mirada a Dios, y comprometerme a dedicar parte de mi día a la oración. ¿Cómo cultivar una relación si no estoy dispuesta a dedicarle tiempo?

 

Señor, te entrego todo lo que soy, con mis miedos y preocupaciones. Y como parte de esta entrega, quiero volver a coronarte como rey de mi vida, y ponerte como prioridad en mi vivir cotidiano. Ayúdame a ordenarme y dame la perseverancia para buscarte diariamente en la oración. Enséñame a decidir con mi mirada puesta en el crucifijo y en la Mater, y no en las banalidades que el mundo insiste en endiosar. Que no olvide que la verdadera felicidad se encuentra en trabajar por tu paz, en cada acción y decisión. AMÉN.

 

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