Evangelio lunes 16 de septiembre

Domingo 15 de septiembre de 2019 | Magdalena Fernández

16 de SEPTIEMBRE de 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 7, 1 - 10.

Lunes de la Vigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Santos Cornelio, Papa, y Cipriano, Obispo, mártires. Memoria obligatoria.

Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga". Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace". Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"Jesús fue con ellos"

Jesús me dice: solo oír historias sobre Mí fue suficiente para movilizar a este hombre. No es solo la insistencia la que enternece mi corazón y me lleva hacia Él. Son también la pureza de intención, la bondad y la humildad que demuestra. Quisiera que aprendieras de este hombre. Todo este movimiento no es en base a su propio bien, sino que busca curar a su sirviente. Y aun teniendo hombres subalternos, es capaz de reconocerse pequeño. Cómo me enternece oír tus oraciones... especialmente cuando son por alguien más, y desde la humildad.

Me cuesta pedir. Tiendo a confiar en el Plan de Dios, y siento que insistir en algo no tiene mucho sentido. Pero Dios escucha nuestras plegarias. Le gusta que lo reconozcamos como Padre, y que traigamos nuestras pequeñas necesidades, tan cotidianas para el ojo humano. Si no le entrego a Dios lo más íntimo de mi corazón... mis anhelos, preocupaciones, sueños y necesidades... ¿cómo espero entrar en verdadera comunión con Él? El Amor no puede entenderse de manera parcial. Si me entrego a Dios debe ser con todo lo que esto implica.

Señor, te entrego todo lo que guarda mi corazón. Te entrego mi preocupación por mi familia, especialmente mis abuelos. Dales fuerza para soportar estos momentos difíciles, y para no desesperar frente a los desafíos que trae consigo la vejez. Te entrego mis proyectos. Te pido que me ayudes a cumplirlos, y a no olvidar que eres el eje principal de éstos. Te entrego mi alegría por la gente que has puesto a mi lado, y el dolor que siento por los que van quedando detrás. Te entrego lo que soy y te nombro Rey y Soberano de mi vida entera.

AMÉN

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