Evangelio lunes 26 de octubre

Lunes 26 de octubre de 2020 | Magdalena Fernández

26 de OCTUBRE de 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 13, 10 - 17.

Lunes de la Trigésima Semana del Tiempo Ordinario

Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía

Jesús nos dice: Yo no amo el exceso de reglas con las cuales se encierra la vida de los hombres. El fariseísmo de los judíos se da en todas partes, también a veces lastimosamente en mi propia Iglesia. Sólo los pequeños, los pobres, lo que llamamos multitud, se alegran de la primacía del amor en todas las cosas. Y eso fue lo que yo hice con esa mujer posesa. Para exorcizar al demonio, lo más poderoso es el amor. Gratuitamente la sané aún a costa de las restricciones del Sábado judío, y mi amor lo expulsó. De eso se alegran las multitudes.

En varias ocasiones me he encontrado preso de las normas, de las restricciones, y me he olvidado del amor. No es el radicalismo en el cumplimiento de las reglas sino el radicalismo del amor lo que debe importar en mi vida. Para eso debo ser consciente que en mi vida diaria tengo que amar a las personas cercanas sea mi familia, mis colegas, mis alumnos, mis clientes, sirviéndolos con una cara alegre, y viendo al Señor necesitado en cada uno de ellos.

Señor Jesús, te adoro junto con tu madre, quien siempre me acompaña a meditar tu palabra. Te doy gracias porque cada día que pasa me es más claro y cristalino, que lo único que importa es el amor hecho servicio alegre a los demás y todas las otras cosas están a su servicio y para robustecer su vivencia. Regálame la gracia de no olvidar nunca en mi vida cotidiana que tú me estás llamando siempre al amor en todo lo que me pides y a eso solo debo consagrar mi vida.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000