Evangelio lunes 28 de diciembre

Lunes 28 de diciembre de 2020 | Magdalena Fernández

28 de DICIEMBRE de 2020

Evangelio según San Mateo, capítulo 2, 13 - 18.

Fiesta de los Santos Inocentes, mártires

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"José se levantó"

Dios Padre me dice: quiero que este día te detengas un momento, y contemples la imagen de San José. Si bien no aparece muchas veces en el Evangelio, siempre está en el momento preciso. No dice grandes palabras, pero actúa en sintonía con mi plan. San José es un hombre de acción, pero no de acción impulsiva ni temeraria. Su acción es certera, ya que se abandona en mi Plan. Y su corazón tiene la paz y el silencio necesarios para poder escucharme, y la confianza y fe para hacer lo que le dicta el Espíritu.

Este último tiempo me ha costado encontrar la paz interior. Me cuesta saber qué me pide Dios, y no me he dado el tiempo ni el silencio necesarios para intentar averiguarlo. Estos días de fiestas quiero dejar espacio disponible para la oración y la reflexión. Quiero limpiar mi espíritu, para poder oír lo que Dios tiene que decirme. Y quiero estar dispuesta a migrar hacia donde Dios me llame. Quiero levantarme con la misma valentía con la que lo hizo San José al ir a Egipto.

Padre Dios , fortalece mi espíritu. Lléname de esa paz que sólo Tu das a través de tu Hijo Jesucristo para que pueda oírte con mayor claridad, y entregar tu Amor a quien lo necesite. Enséñame a rezar a diario, para mantener mi corazón cercano al tuyo. Y no dejes que la rutina me vuelva indiferente al sufrimiento del otro. Dame la empatía y caridad necesarias para entender al que sufre, y la fortaleza para poner mis manos a su servicio, incluso cuando no quiera hacerlo. Inúndame de tu Amor, y no permitas que me aleje de Ti.

AMEN

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