Evangelio lunes 29 de julio

Lunes 29 de julio de 2019 | María Verónica Muñoz

29 de JULIO del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 11, 19 – 27

Lunes de la Décimo Séptima Semana del Tiempo Ordinario

Santa Marta, Discípula del Señor. Memoria obligatoria

Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.
Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.

Meditación de María Verónica Muñoz de Bascuñán

Yo soy la resurrección y la vida.

Jesús parece decirnos: De mi depende el consuelo, el apoyo y el volver a dar vida. Siempre habrá una oportunidad en que me invoquen con la misma fe de Marta. Ahí estaré en su sufrimiento y vendrá de mi parte el consuelo. La verdadera vida es la que les vengo a proclamar, la vida Eterna junto a nuestro Padre Dios. El cuerpo puede morir, pero el alma vivirá para siempre. En mi está la vida. Junto a mi encontrarán vida. En mi crecerán en el amor.

Entre tanta pena Marta tenía la esperanza de que Jesús llegara. Qué alegría en su corazón debe haber sentido cuando lo vio y con qué fe y esperanza le rogó por su hermano. Jesús debía demostrar a los incrédulos y consolar con misericordia. Muchas veces he clamado por algún milagro de alguien moribundo y este evangelio me reconforta porque la resurrección es para la vida eterna. Lo que me queda fuertemente en el corazón es el gran amor misericordioso de Jesús.

Señor Jesús, sí creo que tú eres la resurrección y la vida y que si mis peticiones te las imploro con verdadera fe me escucharás. También te espero en mis penas con la esperanza de tu consuelo. Quedo tranquila y me abandono con toda confianza en que en ti está el poder de cumplir mis ruegos siempre que esté en el plan divino. Te pido que infundas valor en mi vida para que no me angustien mis temores a sufrir y tener mucha fe en la divina providencia. Aumenta mi fe todos los días hasta llegar a la vida eterna.

AMÉN

 

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