Evangelio lunes 30 de diciembre

Lunes 30 de diciembre de 2019 | Magdalena Fernández

30 de DICIEMBRE de 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 2, 22. 36 – 40.

Lunes Día Sexto de la Octava de Navidad

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"Iba creciendo y se fortalecía"

Jesús me dice: Si bien vine al mundo a redimir al hombre y a entregar la Palabra del Padre, fueron 30 los años que estuve viviendo en lo oculto, creciendo y fortaleciéndome para cumplir mi Misión. Como hombre perfecto, quise mostrarte la importancia del recogimiento, de la oración y de la vida interior. Antes de entregar, preocúpate de que todo esté en orden dentro de tu corazón. Dedícale tiempo a tu vida interior, reza, medita, lee y preocúpate de estar en paz contigo misma y en sintonía conmigo.

Qué importancia le da el mundo moderno a lo visible. Pareciera ser que mi valor se mide según mis acciones, posesiones y palabras. Cuantos likes, estudios, publicaciones, amigos, viajes, dinero, experiencias, conocimientos... cómo nos gusta medir y cuantificar todo. Cómo nos gusta compararnos y ponernos un valor. No hay nada más alejado de esta verdad, que más de una vez me ha engañado. Jesús viene a recordarme la importancia de lo sencillo y de lo oculto. La importancia de mantener el corazón puro y sencillo.

Señor, en este año que termina vuelvo a entregarte mi corazón. Repaso lo que fue el año y tu presencia en éste. Te agradezco los momentos de oración y de encuentro que me regalaste, tanto contigo como con mis prójimos. Enséñame a mantenerme cercana a tu Palabra y a nutrirme con ella día a día. Regálame más momentos de oración, y ayúdame a poner los medios. Dame el don de tener conversaciones reales y profundas, y alejarme de todo tipo de rumores y pelambres. Que este nuevo año pueda acercarme un poquito más a Ti.

AMÉN

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