Evangelio lunes 5 de abril

Lunes 5 de abril de 2021 | Bernardita Marín

5 de ABRIL del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 28, 8 - 15

Lunes de la Octava de Pascua

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán". Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Estos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: "Digan así: 'Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos'. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo". Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna. Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.

Meditación de Bernardita Marín Paul

"Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense".

Creo que Dios me quiere decir: Soy yo el mismo Jesús, el que te busca. Salgo de mi para tener un encuentro profundo contigo. Cierra tu mente a tantos pensamientos que no construyen, que no son ciertos, déjalos a un lado y dame un espacio ahí, en tus pensamientos, porque donde están tus pensamientos esta tu corazón. Suelta todo eso que te ata y produce dolor y déjame entrar a Mí, ahí quiero estar y esto te aseguro te hará libre, alegre, ese gozo profundo del corazón. Que es liberarse de uno y entrar en comunión conmigo.
¡Cuánto tiempo he perdido sin tomar en cuenta que es el mismo Dios el que quiere estar conmigo, que privilegio! A Dios yo no le hago ninguna falta, para completarlo. El sale a buscarme. Solo necesito abrir mi mente, mis pensamientos y darle entrada, un espacio, aunque sea pequeño, pero que, por la gracia de Dios, esa sola disposición por si sola, permite empezar a vivir con Dios. Me despojo de creencias, prejuicios, malos entendidos, abro el pensamiento y me dejo habitar, de lo puro, lo bueno del amor desinteresado de Dios. Ya al escribir esto percibo su amor, su gran cariño y su alegría.
Padre Bueno, ven a mi encuentro, quiero llevarte y vivir en la paz y la alegría que solo Tú sabes dar. Sola no me puedo la vida, se hace pesada, necesito que estés conmigo. Quiero ser coherente, estar en todas, no tener miedo o vergüenza al hablar de ti y de tu Iglesia. Hoy siento un gran desafío, que es acompañarte en tu dolor, al ver una iglesia con tantas dificultades. Ese dolor es fuerte, y tengo que hacerme cargo. Que tu sacrificio cambie mi vida, quiero renovarme y dejar al hombre viejo que hay en mí, para dejar pasar al nuevo.

AMÉN

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