Evangelio lunes 5 de agosto

Lunes 5 de agosto de 2019 | Magdalena Fernández

5 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 12, 13 - 21

Lunes de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario

Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra. Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz"

Dios Padre me dice: Quiero que observes como quise traer mi Palabra al mundo. Desde un principio quise ofrecerla, no imponerla. Te invito a seguirme, no te obligo. Es un susurro al oído, una brisa suave. Mi Reino está en las cosas pequeñas, del día a día. El heroísmo no está sólo en grandes movimientos. Se encuentra especialmente en pequeñas decisiones del día a día. Si decides escuchar mi Palabra y caminar conmigo, pon tu esfuerzo en esos pequeños pasos que te acercan o alejan de Mí. Yo me encargaré del resto.

Cuantas veces me canso de tratar de vivir una vida cristiana. Le doy poca importancia a las pequeñas decisiones... Y sin darme cuenta termino alejándome completamente de Dios. Me quedo en mi pequeñez, y termino conformándome con ella. Me canso de esforzarme... probablemente porque me he alejado tanto que mi fe empieza a volverse árida y rutinaria. Me lleno de escusas y me conformo con la imagen de un Dios Misericordioso, que acoge y abraza mi miseria. Pero la fe también es una decisión, requiere un movimiento de la voluntad.

Padre Mío, quiero volver a Ti. No permitas que me conforme en mi pecado, y dame la fuerza para alejarme de las malas decisiones. Sé que soy pequeña y que sin Ti estoy perdida. Por esto mismo te pido con fuerza: tómame de la mano y ayúdame a caminar. Quiero seguir tu camino, pero en mi pequeñez me pierdo tan fácilmente. Que no confunda la humildad con la apatía e indiferencia. Dame el coraje necesario para perseverar, para que cada pequeño paso que dé me acerque un poco más a Ti. Fortalece mi voluntad, que no quiero perderme.

AMÉN

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