Evangelio lunes 6 de mayo

Lunes 6 de mayo de 2019 | Magdalena Fernández

6 de MAYO del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 6, 22 - 29

Lunes de la Tercera Semana del Tiempo de Pascua

Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?". Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello". Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?". Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que El ha enviado"

Jesús me dice: en estas pocas palabras resumo la simpleza y perfección de mi enseñanza. No le pido a mis discípulos que hagan grandes obras, no les pido que sean perfectos ni que no cometan errores. Simplemente les pido que crean en Mí y en mi Padre. Un llamado que, si bien pareciera ser pequeño, cambia todo. Porque creer en Mí implica una transformación, un movimiento. Trae un sello, una visión distinta del mundo. Si de verdad crees en Mí, se notará en tu forma de relacionarte con otros, de trabajar, de usar tu tiempo libre.

A veces me pregunto qué tan profunda es mi fe en Dios. Creo, pero hasta donde me resulta cómodo o útil. Cuando la fe se pone complicada, cuando implica renunciar a ciertas cosas o hacer ciertos sacrificios, soy experta encontrando excusas. Pero a su vez Jesús es comprensivo conmigo, acepta mis errores y me invita nuevamente a seguirlo. No como alguien perfecto, sino como alguien que crea en Él. Pero si voy a creer y a vivir según lo que creo, no quiero hacerlo a medias. Quiero entregar mi vida por lo que creo.

Señor, te entrego mi vida, con todo lo que esto implica. Te entrego mis dudas y mi pequeñez, mis errores y miedos, te entrego mis virtudes y mis esfuerzos por hacer el bien, mis ganas de seguirte y de entregar tu Amor en este mundo. Creo en Ti y en Tu Palabra, y estoy dispuesta a seguirte aun cuando el camino pareciera ponerse difícil. Quiero hacer lo que esté en mis manos para vivir esta vida lo más cristianamente posible. Me pides creer en Ti. Pues la fe es un don. Me pongo de rodillas y te digo nuevamente: creo Señor, más aumenta mi fe.

AMÉN

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