Evangelio martes 18 de enero

Martes 18 de enero de 2022 | Juan Francisco Bravo

18 DE ENERO DEL 2022

Evangelio según San Marcos capítulo 2, 23 - 28

Martes de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario

Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: "¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?". El les respondió: "¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?". Y agregó: "El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.

Es como si Jesús me dijera: "Cumple mis mandamientos. Pero que mis mandamientos no te hagan perder la brújula: lo importante es el amor, el encuentro, el cariño; y eso se expresa en servicio a los demás. El sábado es para el hombre, y no el hombre para el sábado. Cuando te encuentres con algo que no calza con las leyes, recuerda siempre que tú has venido a servir y no a juzgar. Y que, si puedes hacer algo para evitar un mal, debes hacerlo. Pero cuando el mal ya está hecho, tu tarea no es ser el juez de los demás, sino que ser -siempre, una y otra vez- el servidor de los demás. Y servir con verdad, con exigencia y, sobre todo, con cariño, es lo más importante."

Me impacta mucho este texto. Jesús pone a las personas por sobre las reglas. Me recuerda a una cosa que me ha estado pasando: alguien muy querido hizo algo muy terrible. Me duele en el alma ver lo que hizo. Sé que se dañó muchísimo a sí mismo y simultáneamente dañó irreparablemente a otros. Cuando me enteré de lo que pasó, me dieron ganas de ir a enfrentar a esta persona y refregarle lo que había hecho, mostrarle todo lo que había roto, hacerle ver el tremendo error que había cometido. Pero no correspondía. Él ya sabe cuánto rechazo lo que hizo. Pero también sabe cuánto lo quiero y cuánto puede contar conmigo.

Jesús, amigo mío y maestro; te bendigo y te doy mi admiración porque tú, que viniste a juzgarnos, no pones las leyes y las normas antes que las personas. Dame tu visión de eternidad. Enséñame que encontrar el amor de Dios Padre y servir a mis hermanos es lo más importante en mi vida. Dame el regalo de ver que mis hijas aprenden a quererte a ti. Muéstrate a ellas con la fuerza y vitalidad conque que te has mostrado a mí. Enséñame a ser claro y valiente al separar el mal del bien y, simultáneamente, a ser acogedor y cariñoso al encontrarme con cada uno de mis hermanos.

AMÉN

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