Evangelio martes 18 de junio

Martes 18 de junio de 2019 | Juan Enrique Coeymans

18 de JUNIO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 5, 43 - 48.

Martes de la Undécima Semana del Tiempo Ordinario

Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.»
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene?

Jesús nos dice: esta exigencia de amar a los enemigos, es una forma indirecto que tuve de explicarles que Dios ama a todos: buenos y malos, pecadores y santos, bondadosos e inmisericordes, fieles e infieles, leales y desleales. Su amor es igual para todos y aunque a Uds. les parezca imposible, no lo es. El corazón humano ha sido creado para amar, y cuando no ama es porque confunde lo que es el verdadero amor. Por eso la frase final del trozo: sed perfectos como es perfecto el Padre celestial

Cuando me miro a la luz de Dios descubro mi pequeñez y miseria. En vez de deprimirme, me viene una esperanza grande: a pesar de mis pecados e infidelidades, el Padre me quiere. Y lo que tengo que hacer, para no acostumbrarme al barro, es levantarme una y otra vez y tenderle los brazos a ese Padre amoroso y misericordioso. Dios no espera que esté limpio, lo que quiere es que vuelva a la casa del Padre. Para eso, para vivir en su casa, el Padre quiere que ame como el ama.

Querido Jesús, esplendor del Padre, imagen viviente y cercana del Padre que en ti se nos revela, bendito seas por tu amor y tu bondad. Te pido que de la mano de mi Madre y aliada, tu madre y compañera, crezca en el amor a todas las personas, también hacia aquellas que me caen mal, o las que me odian, y las que me denigran. Que no me importe lo que digan, sino que vea en ellas a otro hijo del Padre, redimido por tu sangre preciosísima. En este día de Alianza, que el renovarla junto a todos mis hermanos de Schoenstatt del cielo y la tierra, sea un renovarla para amar como tu nos pides que amemos.

AMÉN

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