Evangelio martes 21 de enero

Martes 21 de enero de 2020 | Juan Francisco Bravo

21 de ENERO del 2020

Evangelio según San Marcos , capítulo 1, 21 - 28.

Martes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario

Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; ¡da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

¿Has venido para acabar con nosotros?

Jesús me dice: "Preferirías pasar desapercibido. Preferirías estar en el público. Preferirías que tu encuentro conmigo sea como espectador y no como testigo. Mirar un milagro, pero no vivirlo. Ver como otros sanan, pero no sanar tú. Pero no es así: tu encuentro conmigo sí tiene un impacto en tu vida. Y eso conlleva ser sacudido violentamente. Y puede incluir un alarido fuerte, como el alarido del poseído de este texto. Porque para experimentar la medicina debes tomarla. Por eso te pregunto: ¿estás dispuesto a elegirme a mí y dejar ir tus espíritus impuros para encontrarte conmigo?"

Cuando me he enfrentado a este texto anteriormente, me había identificado con los que miran. Hoy, en cambio, me identifiqué con el espíritu impuro. Esto me horrorizó: ¿qué me está pasando? Después de meditar un poco más, me di cuenta que esta identificación con el espíritu impuro me permite examinar mi propia dimensión sombría. Y me siento invitado a reconocerla, porque es parte de mí y de mi camino. También me percato de la ansiedad que siento al encontrarme con Jesús, porque no quiero que nada me sacuda violentamente. Me incomoda renunciar a algunas pulsiones que sé que me hacen mal, pero me resultan cómodas, placenteras o simplemente se han anquilosado en mi personalidad.

Querido Jesús, ayúdame a decidirme con fuerza y sin reservas por Ti. Ayúdame a reconocer mis propias áreas sombrías, que me llaman a integrar cosas que tú pusiste en mi corazón. Y sobre todo, dame la lucidez y voluntad que necesito para renunciar y extirpar aquello que me ata o que me hace menos libre. Que vaya más allá del miedo a renunciar a mi comodidad, a lo placentero o a lo que me da una falsa sensación de seguridad. Bendíceme con el regalo de saberme completamente tuyo.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000