Evangelio martes 23 de noviembre

Martes 23 de noviembre de 2021 | Juan Francisco Bravo

23 de NOVIEMBRE del 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 21, 5 - 9.

Martes de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.

Es como si Jesús me dijera: "No te alarmes. Las cosas no tienen por qué ser como tú quieres, sino que como tengan que ser. Míralas bien, de frente. Abre los ojos y ve. Reconoce y acepta lo que sea. ¿No te gusta? No tiene por qué gustarte, pero siempre puedes aceptar. A mí no me gustó la cruz, pero la acepté y con eso te salvé a Ti, mi amigo, mi discípulo, mi hermanito. ¿No querías venir conmigo? Ven, entonces. Hoy tu tarea es darle un cheque en blanco a la Providencia. Es el momento de abrir tu corazón y abrazar la cruz. De volver al corazón del Padre, de adentrarte en el santuario y de rezar una vez más: "ha llegado la hora de tu amor"."

Me hace mal ver tanta violencia alrededor mía, en mi país y en el mundo que queda para mis hijos. Me preocupo, me indigno, me aterro y me desanimo por turnos. Creo que no hay solución y que las consignas que se esgrimen no son más que una fachada que quiere aparecer noble. Todas las cosas que se dicen me parecen hipócritas. Todas las cosas y de todos quienes las dicen: incluyendo las mías. Estoy alarmado. En este texto Jesús me invita a no alarmarme y a mirar bien, de frente, con los ojos abiertos y no temer. A abrir el corazón y aceptar. A amar lo que venga. A dejar de remar contra la corriente y a remar con ella.

Jesús, ayúdame a navegar en la destrucción y la pena. A mantener la sonrisa. Ayúdame a arriesgar no sólo lo mío, sino que también lo de los míos. Ayúdame a poner primero lo primero: tu amor, mi alianza, mis vínculos. Dame ser fiel a lo que creo, a lo que soy, a lo que siento. Dame ser fiel al Amor. Dame la alegría de remar con la corriente, en el vértigo de la Providencia que siempre es regalo, siempre es amor y siempre es redención; aun cuando no la entienda. Y que todo lo que vivamos sea un camino fértil que nos conduzca hacia la mesa cariñosa del Padre Dios.

AMÉN

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