Evangelio martes 26 de noviembre
Martes 26 de noviembre de 2019 | Juan Francisco Bravo26 de NOVIEMBRE del 2019
Evangelio según San Lucas, capítulo 21, 5 - 11.
Martes de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo".
Meditación de Juan Francisco Bravo Collado
No se alarmen
Jesús me dice: "No te alarmes. Las cosas no tienen por qué ser como tú quieres, sino que como tengan que ser. Míralas bien, de frente. Abre los ojos y ve. Reconoce y acepta lo que sea. ¿No te gusta? No tiene por qué gustarte, pero siempre puedes aceptar. A mí no me gustó la cruz, pero la acepté y con eso te salvé a Ti, mi querido amigo, mi discípulo, mi hermanito. ¿No querías venir conmigo? Ven, entonces. Hoy tu tarea es darle un cheque en blanco a la Providencia. Es el momento de abrir tu corazón y abrazar la cruz. De volver al corazón del Padre, de adentrarte en el santuario y de rezar una vez más: "ha llegado la hora de tu amor"."
Me hace mal ver tanta violencia alrededor mía. Me preocupo, me indigno, me aterro y me desanimo por turnos. Creo que no hay solución y que las consignas que se esgrimen no son más que una fachada que quiere aparecer noble. Y esas consignas me parecen hipócritas, todas y de todos: incluyendo las mías. Estoy alarmado. En este texto Jesús me invita a no alarmarme y a mirar bien, de frente, con los ojos abiertos y no temer. A abrir el corazón y aceptar. A amar lo que venga. A dejar de remar contra la corriente y a remar con ella.
Jesús, ayúdame a navegar en la destrucción y la pena. A mantener la sonrisa. Ayúdame a arriesgar no sólo lo mío, sino que también lo de los míos. Ayúdame a poner primero lo primero: tu amor, mi alianza, mis vínculos. Dame ser fiel a lo que creo, a lo que soy, a lo que siento. Dame ser fiel al Amor. Dame la alegría de remar con la corriente, en el vértigo de la Providencia que siempre es regalo, siempre es amor y siempre es redención; aun cuando no la entienda. Y que todo lo que vivamos sea un camino fértil que nos conduzca hacia la mesa cariñosa del Padre Dios.
AMÉN