Evangelio martes 3 de agosto
Martes 3 de agosto de 2021 | Juan Francisco Bravo3 de AGOSTO del 2021
Evangelio según San Mateo, capítulo 15,1-2.10-14.
Martes de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario
Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se lavan las manos antes de comer?". Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan. Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella". Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?".
El les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo".
Meditación de Juan Francisco Bravo Collado
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre
Pareciera que Jesús me dice: "Te da rabia. Te molesta este ritualismo, esta rigurosidad, estas prebendas de poder que descubres por todos lados. Te molesta cuando la ves en amigos que quieres tanto, que admiras tanto y que te confunden cuando se ponen así de leguleyos. Te molesta, sobre todo, cuando la descubres en Ti. Pues yo te digo: qué bueno que te moleste. Qué bueno que te violente y que te de rabia, porque debería molestarte, y debería remecerte y mantenerte atento. Y cuando lo ves en ti, que aprendas a pedir perdón. Y cuando lo ves en quienes amas, aprende a desafiarlos y a remecerlos."
Cuando leo este texto pienso en nuestra iglesia, donde pareciera que muchos actuamos como estos fariseos. Pareciera que estamos más preocupados de indicar quién puede o no puede comulgar, qué reunión debe ser autorizada por el párroco o el obispo o qué certificados y pergaminos debe presentar un padrino de un recién bautizados. Me da pena y vergüenza, porque en vez de acoger y bendecir, rechazamos y maldecimos. Y, si bien yo no estoy ajeno a esa ceguera de fariseo, también me da mucha rabia, y me dan ganas de remecer a los que veo en esa actitud.
Jesús, cómo y hasta qué punto me tocas el corazón con tu evangelio. Enséñame a ser sencillo y a poner las cosas importantes primero que las cosas accesorias. No me dejes convertir en fariseo, sobre todo sabiendo que tengo una tendencia naturalmente proclive a decir a los demás cómo deben actuar. Enséñame, por el contrario, a levantarme y enfrentarme a las posiciones dogmáticas que no tienen sustento. Te alabo y bendigo mi Señor y Dios y te pido que me hagas sencillo.
AMÉN