Evangelio martes 3 de diciembre

Martes 3 de diciembre de 2019 | Juan Francisco Bravo

3 de DICIEMBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 10, 21 - 24.

Martes de la Primera Semana de Adviento

San Francisco Javier, Presbítero y Mártir. Memoria obligatoria

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".

Meditación de Francisco Bravo Collado

Jesús se estremeció de gozo

Jesús me dice: "Me lleno de gozo. Me estremece esta felicidad. Mi alegría es tan grande que mi cuerpo no lo puede contener: eso es estremecerse de gozo. Y yo te invito a ti a participar de esta alegría. Así que pon primero lo primero, concéntrate en aquellas cosas que van a quedar. Y si no eres capaz de participar en este gozo, es porque estás demasiado apretado, demasiado aferrado; como los sabios y los prudentes. Ven conmigo, con los pequeños, con los benditos de mi Padre ¡y llénate de gozo!"

Siento que no soy capaz de estremecerme de gozo. Estoy demasiado preocupado, demasiado tieso. Y no me gusta estar así; no quiero estar así. Me compadezco de mí mismo, al verme tan ciego y cerrado a los regalos de Dios. ¡Qué tonto he sido! ¡haberme confundido en el camino y haber seguido lo que no me lleva al corazón del Padre! En este texto Jesús me invita a soltarme, a dejar de aferrarme a lo que se aferran los sabios, los poderosos, los grandes; y a dejarme llevar como los niños, los simples, los pobres. Quiero abrazar esta invitación al gozo y la simpleza.

Bendito seas tú, Jesús de Nazaret, que viniste a la tierra no solo a darnos las bendiciones prometidas a los patriarcas, sino que a reinar con los sencillos y los humildes. Déjame ser de los tuyos. Invítame a estremecerme de gozo con estas cosas que no son reveladas a los sabios y a los poderosos, sino que a los simples y desprovistos. Déjame servirte desde la sencillez. Hazme sencillo como la tierra. Y también dame fecundidad en esa sencillez. Bendito seas por siempre Señor.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000