Evangelio martes 3 de septiembre

Martes 3 de septiembre de 2019 | Francisco Bravo

3 de SEPTIEMBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 4, 31 - 37

Martes de la Vigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia. Memoria obligatoria

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.» Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

... porque hablaba con autoridad

Es como si Jesús me dijera: "Lo que me permite hablar con tanta autoridad de mi nueva doctrina es que está fundada en el amor. Pero ojo cuando hables y pienses en el amor. El amor no se agota en la comprensión o el desear el bien del otro, sino que requiere que actúes con decisión, como actúo yo. Ser capaz de sacrificar y sacrificarse para, en y por el otro. Esa es la autoridad que debes aprender a ejercer. Una autoridad que parta en ser generoso y saberse vulnerable e insuficiente."

Cuando pienso en este texto me siento interesado y confundido. Quiero ejercer mi autoridad propiamente y, especialmente, ser buen papá. Entiendo bien que la autoridad debe estar fundada en el amor, pero veo que eso no es suficiente. Pienso en lo bien que responden mis hijas cuando les doy reglas claras y las exijo un poquito. Jesús me invita a que mi autoridad no sea la de un padre abuelado y blando, lo que me aterra. Porque sé que no soy mejor que ellas y que aquí no puedo apelar a ser consecuente –porque inevitablemente llegaré a instancias donde yo ya no lo sea-, sino a que las quiero.

Jesús, me impresiona este texto. Muéstrame como ser un mejor papá de lo que soy hoy. Muéstrame cómo hacer que mis hijos sean mejor que yo, y que mi cariño, mi entrega y mi generosidad sean tan profundas que nunca tema pedirles que logren cosas que yo no soy capaz de lograr. Dame heroísmo como papá y como marido. Dame generosidad. Dame sabiduría para ser firme y exigente donde corresponda. Dame sabiduría para ser acogedor y cariñoso donde se requiera. Muéstrame cómo tu Padre no solo te regala la mejor madre del mundo, sino que te exige el exilio y la cruz.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000