Evangelio martes 30 de noviembre

Martes 30 de noviembre de 2021 | Juan Francisco Bravo

30 de NOVIEMBRE del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 4, 18 – 22

Fiesta de San Andrés Apóstol y Mártir

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"Dejaron la barca y a su padre"

Es como si Jesús me dijera: "Veo que a veces te apena el que yo te haya llamado a ser pescador de peces. Persevera. Sígueme desde ahí donde estás; trabaja en tu trabajo y con tu gente. Pesca peces y no hombres. Pero pesca bien, con inteligencia, con responsabilidad, con alegría y respeto por todo lo que haces. Ama al mar, a tu tripulación y los que vienen a alimentarse de tu pesca. Trae mucho alimento para mis hijos. Y, de esa forma, a través del trabajo cotidiano, serás como levadura para los hombres que te rodean, los de todos los días."

Inicialmente siento celos, como si el llamado que Jesús me hace a mí fuera menos poderoso que el que hace a Simón, Andrés, Santiago y Juan. Quisiera que el llamado de Jesús fuera más espectacular, más público, más evidente. ¡Como el de ellos! Quisiera que mi llamado fuera más fácil de seguir. Ellos dejan las redes y se dedican por entero a la iglesia; yo no dejo las redes y debo dedicarme a la pesca cotidiana, laboriosa y prosaica. Yo no soy un apóstol de multitudes ni un pescador de hombres, sino que soy como Zebedeo. Soy un pescador de peces. ¡Y me llena de alegría ver que engendro apóstoles cada vez que hago bien mi trabajo!

Bendito seas, Señor Jesús, porque a cada uno das lo suyo; bendices a cada uno con tu llamado lleno de sentido. Gracias por este evangelio que me hace reencontrarme con mi vocación de trabajo. Dame fidelidad a mis responsabilidades, a mis colaboradores, a mis socios, a mis clientes y a mi familia. Regálame quedarme como Zebedeo: con los jornaleros, trabajando todos los días, creando formas nuevas y mejores de aportar a mis hermanos. Que mi trabajo sea fecundo y que engendre muchos apóstoles para tu reino.

AMÉN

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