Evangelio martes 31 de marzo

Martes 31 de marzo de 2020 | Juan Enrique Coeymans

31 de MARZO del 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 8, 21 - 30.

Martes de la Quinta Semana del Tiempo de Cuaresma

Jesús dijo a los fariseos: "Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir". Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?". Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados". Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada". Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo

Jesús pareciera decirnos: Yo no soy del mundo de los fariseos, de los hipócritas, egoístas, mentirosos, lujuriosos, vanidosos, y cobardes. Pero yo soy de este mundo en cuanto creación del Padre, y estoy en medio de Uds. acompañándolos. Yo estoy en cada ser que sufre solicitando su ayuda y compañía. Uds. me encontrarán en cada hermano, por miserable que Uds. lo miren. Hay un mundo y un Mundo. Yo no soy del mundo que deshumaniza, sino del Mundo que redime, enaltece y dignifica al ahombre.

Uno tiende a veces a tomar en sentido literal lo que dijo el Señor, y empieza con la cantinela de que todo lo del mundo es malo. No es cierto. El mundo es creación del Padre, que en muchas ocasiones y circunstancias nosotros los hombres lo hemos prostituido. De ese mundo que deshumaniza, no es Cristo ni somos los cristianos. Debemos evitar la tentación maniquea de creer que todo lo físico y material es despreciable. No, todo como creación del Padre puede ser oportunidad de encuentro con Dios.

Señor Jesús, me inclino delante de ti, que comparaste tantas veces el Reino con el mundo vegetal, que mostraste los misterios más hondos a través de parábolas agrícolas y de la construcción, enséñanos a no despreciar el mundo, sino a los disfraces de mundo que fabricamos los hombres, con nuestro egoísmo, pecado y miseria no asumida. Tú quieres un Mundo, el del Reino, como el alma de María, donde haya misericordia, perdón, sencillez, humildad, alegría y paz, lleno del Espíritu Santo.

AMÉN

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