Evangelio martes 4 de junio

Lunes 3 de junio de 2019 | Juan Enrique Coeymans Avaria

4 de JUNIO del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 17, 1 – 11a

Martes de la Séptima Semana del Tiempo de Pascua

 

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: - «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, da la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. SI, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»

 

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

 

Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo

 

Jesús nos dice: el Reino es muy simple: conocerle al Padre y conocerme a mí, que soy el enviado del Padre. Y conocer, es conocer con otros, en común con los hermanos. No es estar al tanto personalmente de un secreto, sino compartir con otros la alegría de una vida nueva. Conocer, es también bíblicamente poseernos: ser uno con el Padre y ser uno conmigo, como yo soy uno con el Padre. Es saberse amado por El y por mí, y amarnos mutuamente. Es entrar en la vorágine del amor trinitario en el Espíritu Santo. 

 

En la vida diaria uno es ambivalente: hay momentos de unidad, como cuando   uno comulga, pero hay momentos de alejamiento cuando uno sucumbe a las tentaciones y cae en pecado. El pecado, no es solo hacer cosas prohibidas, es más. Es arrancar de la cercanía de Dios, y optar por caminos propios y no por la voluntad del Padre. Debo concentrarme en saber que   caminos, que actitudes, me hacen vivir en la cercanía de Dios y me llevan a ser uno con ellos, para no alejarme, caer y ser infiel.

 

Jesús, alegría de mi vida, gracias porque tú estás siempre dispuesto a estar cerca mío, y ser uno conmigo. Te pido la gracia de   recordar cotidianamente el deseo tuyo de que seamos uno en el Padre, para vivir en consecuencia. Dame la gracia de no olvidar que yo también quiero ser uno contigo, y tener el don de una cercanía grande con el Padre en el Espíritu Santo. Dame la gracia de conocerte y conocer al Padre junto a mis hermanos, y poseer  así el Reino. AMEN

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