Evangelio martes 5 de mayo

Lunes 4 de mayo de 2020 | Juan Francisco Bravo

5 de MAYO del 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 10, 22 - 30.

Martes de la Cuarta Semana de Pascua

Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente". Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"Nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre"

Es como si Jesús me dijera: "Nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. Y tú eres de los de su rebaño. ¿Entonces por qué no confías? ¿por qué ese temor de desprenderte de su heredad? Soy yo quien da la vida eterna. Y tú sigues tratando de trabajar solo, de lograr solo, de ofrendar solo. Y no puedes. Todo lo que puedes, que es mucho, lo puedes en mí y en la gracia de mi Padre. Entonces ven y reconóceme como el Salvador. Dame tu amistad. Y encuéntrate conmigo.

Tengo miedo de perderme, de hacer mal las cosas, de que las cosas que he hecho mal me alejen de Jesús y de mi Padre. Me tranquiliza ver a Jesús diciendo que nadie puede arrebatar a los suyos de las manos de su Padre. Jesús me llama a renovar mi unión con él y a soltar cosas que me ha costado mucho dejar en sus manos. A avanzar con más confianza, sin preocuparme tanto de qué va a pasar o cómo me va a ir, sino que solo haciendo las cosas bien y entregando lo que pueda entregar.

Jesús, gracias por reafirmarme que podemos estar juntos. Perdón por todo lo que me ha alejado de ti y de tu padre. Muéstrame cómo ir avanzando hacia ti, cómo encontrar tu camino y dame la fuerza para caminar, aunque esté cansado o tenga miedo. Gracias por buscarme una y otra vez en cada situación. Quiero regalarte mi trabajo y mi paciencia con las cosas que están pasando. Regálame que las formas en las que trato de cambiar las cosas sean transparentes y sinceras. Acompáñame en el día a día y muéstrame la voluntad del Padre en las cosas cotidianas.

AMÉN

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