Evangelio martes 5 de octubre

Martes 5 de octubre de 2021 | Juan Francisco Bravo

5 de OCTUBRE del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 7, 7 - 11

Martes de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».

Meditación de Francisco Bravo

"Pidan y se les dará"

Jesús me invita: "Confía. Este es un tiempo de misericordia, y tu Padre bueno, desde el cielo, quiere estar íntimamente ligado a ti. Deja, entonces, que Él entre en tu corazón y haga maravillas en ti. Me preocupa esa desesperanza que tienes, esa forma mundana de ver las cosas, donde todo pareciera que fuera de este mundo, por este mundo, para este mundo... tú sabes que no es así. Entonces, ¡deja de hacer las cosas como si estuvieras solo, como si fueras huérfano! Tú tienes un Padre que te ama, y que, si bien permite la cruz, también triunfa sobre la muerte".

Esta semana la culpa me ha embargado. Me siento mal e indigno. No quiero abrir la puerta a la gracia, no quiero rezar, no quiero encontrarme con Jesús. Me doy cuenta que he estado actuando en todo como si no pudiera contar con Dios, principalmente porque no me atrevo a presentarme ante Él con esta vergüenza. En este texto, Jesús me llama a lo contrario. Y en la vida de la iglesia, este año de la Misericordia me interpela a permitir que Dios tome lo que me avergüenza y que lo transforme en un nuevo punto de partida. Me siento mal y avergonzado, pero también me siento aliviado.

Jesús, tú me llamas a que pida la ayuda de mi Padre. Perdóname por no confiar en el poder de Dios Padre. Perdóname por solo centrarme en tus momentos de cruz y no ver los momentos de gloria. Perdóname porque, como Adán, me escondo de Dios y cubro mi desnudez, como si de esa forma mi Padre no viera lo que me está pasando. Gracias por llamarme de vuelta a tu camino. Gracias por asegurarme que el que pide recibe y el que busca encuentra. Gracias por llamarme a ser tu amigo nuevamente, sin importar cuántos errores haya cometido anteriormente.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000