Evangelio martes 6 de abril

Lunes 5 de abril de 2021 | Juan Francisco Bravo

6 de ABRIL de 2021

Evangelio según San Juan 20, 11 - 18.

Martes de la Octava de Pascua

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo". Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!". Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'". María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto

Siento que Jesús me dice: "Tranquilízate porque no ha pasado nada malo. ¡No me llevaron! ¡no fueron ellos! Nadie puso mi cadáver muerto en ningún lado, porque no hay cadáver muerto: estoy vivo. Así que, en vez de buscar a quién culpar, ábrete a reconocer la victoria de la vida y el amor en cualquier situación. Porque no siempre va a ser como tú esperabas. ¡Ven tú conmigo como viene María Magdalena! Ven lleno de amor, lleno de anhelo y lleno de la maravilla de que aquello por lo que llorabas no es lo que temes, sino que el gran milagro que se produce para traerte una felicidad mayor que la que esperabas".

Me emociona y me resulta natural identificarme con María Magdalena. ¿Dónde lo han puesto? ¿qué han hecho con mi Señor? Pienso en la cultura en la que estoy inmerso y tiendo a culpar a otros: a la sociedad, a la política, a la educación. Pero cuando medito un poco más profundo, me doy cuenta de que, tanto para María Magdalena como para mí, esta lógica es falsa. No se lo llevaron, no me lo escondieron y yo no soy la víctima de un sistema que me engañó. ¡Resucitó! Él está y está más glorioso que nunca. Soy yo el que me dejo engañar por un velo de autocompasión que no me deja correr al abrazo de mi Señor.

Señor, déjame abrazarte fuerte y reconocer cuánto te amo y cuánto te he necesitado cuando creo que no estás. Déjame reconocer cuánto me he preocupado por cosas que tú ya habías superado y hasta qué punto he buscado culpar a otros por cosas que era yo quien no estaba evaluando desde la perspectiva más profunda, que es la que das tú. Dame la sabiduría y profundidad que me hace falta para no desesperar cada vez que vea un sepulcro vacío, y reconocer que una y otra vez tú me ofreces una resurrección en mi vida.

AMÉN

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