Evangelio martes 6 de agosto

Martes 6 de agosto de 2019 | Francisco Bravo

6 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 9, 28 - 36

Fiesta de la Transfiguración del Señor

Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Él no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo". Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.

Meditación de Francisco Bravo Collado

Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.

Siento que Jesús me llama, y me dice: "En este evangelio, Hijo mío, descubres tus deseos de orar y de meditar. No los acalles, porque fueron sembrados por el Espíritu Santo. En esta fiesta te invito a disfrutar de la comunión con el Padre en la oración, te invito a venir al Tabor conmigo y transfigurarte. Te invito a profundizar tu meditación y a conversar con los profetas, a discutir tu cruz, a enfrentar tu humanidad y tu filiación divina. Te invito a unirte a Mí."

¡Qué ganas de haber visto a Jesús en su transfiguración! ¡Cómo habrá sido de profunda su oración para llegar a cambiar de aspecto! En este evangelio, Jesús no dice nada; sino que simplemente ora. En esa oración está su poder, y en ella irrumpe toda su majestad. Quiero acércame a ese Jesús que ora, y quiero aprender a rezar como él. Siento que Dios, a través de este texto, me invita a buscar mi propio Tabor, y me llama a retirarme a un lugar donde poder rezar de verdad... rezar tanto y tan profundamente que mi verdadero rostro aparezca.

Señor, De Ti ha dicho mi corazón: "busca su rostro". Invítame a rezar contigo al monte Tabor, y muéstrame tu rostro transfigurado. Enséñame a rezar como tú lo haces. Dame sabiduría para que mi oración sea profunda y sencilla, y que en ella me encuentre contigo como Tú te encuentras con el Padre. Dame profundidad para que, en comunión contigo, en el Tabor del Santuario de Schoenstatt, mi propio rostro cambie de aspecto, y surja el rostro glorioso que el Padre imprimió en mí.

AMÉN

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