Evangelio martes 7 de septiembre

Martes 7 de septiembre de 2021 | Juan Francisco Bravo

7 de SEPTIEMBRE del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 6, 12 - 19

Martes de la Vigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Jesús se retiró a la montaña para orar

Jesús me está diciendo: "Ven conmigo a rezar a la montaña. Ven conmigo a encontrarte en un abrazo profundo y abierto con la existencia misma. Ven a pasar la noche en oración con Dios. No solo. Al contrario: con Dios. Ven y escucha lo que la naturaleza tenga que decirte, lo que tu corazón te está gritando hace tanto tiempo y que tú vienes acallando, lo que solo en la soledad y la oscuridad puedes descubrir. Ven a encontrarte contigo mismo en plenitud, para que te hagas dueño de tu propio ser, para que puedas bajar a tus hermanos, caminar con ellos y sanar con ellos. Ven a buscar una fuerza que sanará a todos."

Este texto me recuerda algunos retiros de silencio. Especialmente pienso en el que vendrá el próximo año y que espero con tantas ganas. Quisiera ir hoy mismo a la montaña, al ayuno, al silencio; quisiera subir y rezar sabiendo que, abajo, mis hermanos rezan por mí y por todos mis vínculos. Quiero prepararme para esos días de reflexión. También quiero temperar mis expectativas, y reconocer que no todo va a ser encuentro, sino que también habrá una experiencia de hambre, sed, frío, calor e incomodidad: de limitación. Y prepararme para habitar esas sensaciones con serenidad y alegría, confiando en que algo vendrá de ellos.

Jesús, amigo y maestro: déjame acompañarte a la montaña a rezar. Quiero subir contigo a pasar la noche en oración con Dios. Bendíceme y bendice a los que me rodean. Te pido que me permitas ser fiel al Ideal Personal que tu padre forjó en mi corazón, para que se exprese en la tierra y derrame bendiciones sobre mis hermanos. Déjame recorrer junto a ti mi camino de peregrino; acompañando, guiando y apoyándome en los míos. Que la fuerza de tu presencia sea mi medicina .. Que, al unir mi corazón a la Fuente Profunda de Amor de Dios, yo también pueda tener esa fuerza sanadora para bien mío y de mis hermanos.

AMÉN

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