Evangelio martes 8 de junio

Martes 8 de junio de 2021 | Juan Francisco Bravo

8 de JUNIO del 2021

Evangelio según San Marcos, capítulo 5, 13 - 16.

Martes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una .montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Ustedes son la sal de la tierra

Es como si Dios Padre me dijera: "Tú eres lo que le da sabor a la existencia. Te amo tan profundamente, te conozco tan íntimamente y me gozo tanto en tu amistad que si tú, hijo mío, no estuvieras, la naturaleza sería insípida. Y esto, que en parte es una declaración de amor, también es relevar cuán importante es que te seas fiel a ti mismo: que tú seas tú, tal cual eres, sin auto engañarte. Porque tú, al igual que cada persona del universo, tienes la capacidad de dejar de ser tú mismo, de traicionar la esencia más íntima de tu ser, de hacer que la sal deje de salar. Y si la sal pierde su sabor ¿con qué se volverá a salar?"

Me abrumó meditar este texto, donde sentí que yo era la sal que le daba sabor a la existencia de Dios. Porque cuando rezo con profundidad veo que la existencia del mundo y la existencia de Dios están unidas Me abruma porque no me siento digno, porque me incomoda que todo lo que veo no solamente sea un regalo para mí, sino que además sólo tendría sentido en la medida que yo encarne la esencia que se me ha insuflado. Y, en medio de esta lucidez tan precaria -porque puede desaparecer en cualquier instante-, me siento llamado a ser fiel a mí mismo, a mi corazón, a mi Padre del cielo y a los regalos que Él ha puesto en mí.

Padre, yo te bendigo y te adoro. Tú estás en todo. La existencia del universo depende de que Tú actualices tu amor por él. Gracias por la oportunidad que me regalas de sentir que tu amor es especial y profundo por mí; y que eso da sentido al universo entero. Gracias por estos segundos de lucidez donde pude experimentar profunda e ineludiblemente que toda la creación tuya es para mí, por amor a mí y un regalo para mí. Hazme consciente de esto o, al menos, déjame recordarlo y vivir según ese amor que experimenté. Ayúdame a descubrir y expresar la esencia más pura que pusiste en mí.

AMÉN

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