Evangelio martes 9 de julio

Martes 9 de julio de 2019 | Francisco Bravo

9 de JULIO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 9, 32 - 38

Martes de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Le presentaron a Jesús un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel". Pero los fariseos decían: "Él expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha".

Meditación de Francisco Bravo Collado

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha

Es como si Jesús me dijera también a mí: "Ruega por los trabajadores para la cosecha. Pero cuando lleguen, en vez de ponerte a reclamar porque no son como tú querías, aférrate al trabajo que ellos hacen, bendícelos y déjalos ir. ¿Te gustaría que los sacerdotes fueran diferentes? Acéptalos y reconoce lo bueno. ¿Te parece extraña esa tradición oriental que te llama la atención de forma tan profunda? Acéptala y reconoce lo bueno en ella. ¿Tu conciencia y tu intuición te invitan a hacer algo que te produce terror? Acéptalo y reconoce lo bueno en ella.

Cuando empecé a meditar pensé que Jesús me hablaría de la falta de sacerdotes. Pero veo que en vez de pedirme algo que está fuera de mi área de influencia, me pide que trabaje dentro de lo que puedo hacer. Jesús me invita a que, en vez de ponerme a pontificar sobre cómo deberían ser las cosas, me concentre en aceptar lo que se me ofrece. Los sacerdotes que hay hoy, los libros que puedo leer hoy, la tradición y la cultura a la cual puedo acceder hoy, las mociones del Espíritu Santo que me hablan al corazón hoy.

Jesús, que el Padre del Cielo envíe trabajadores para la cosecha. Y que, cuando los encontremos, seamos capaces de reconocerlos y honrarlos. Perdón por creerme tan importante e iluminado que pretendo que la iglesia se conforme según lo que yo creo que deberían hacer mis hermanos. Ayúdame, por el contrario, a que aprenda a valorar lo que ellos hacen, y que me haga responsable por aquella parte que me correspondería haber hecho.

AMÉN

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