Evangelio miércoles 1 de diciembre

Miércoles 1 de diciembre de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

1° de DICIEMBRE del 2021

Evangelio según San Mateo capítulo 15, 29 - 37.

Miércoles de la Primera Semana de Adviento

Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Me da pena esta multitud (...) No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".

Siento como si el Señor me dijera "yo entiendo mejor que nadie tus necesidades y tus miedos. Yo, que me encarné y que compartí tu naturaleza humana, comprendo perfectamente lo que hace falta, ya que yo mismo lo experimenté. Por eso me compadezco al verte sufrir, y me adelanto a proveerte de lo que necesitas, incluso antes de que me lo pidas. Sólo necesito de ti tu fe en mí. Si de verdad crees en mí y me entregas lo poco que tengas, yo te lo devolveré, lo multiplicaré y quedarás saciado".

Me impresiona de este pasaje cómo el Señor pasa de obrar grandes milagros de sanaciones, a preocuparse de algo tan cotidiano y humano: ¿qué van a comer? En estos tiempos de tanta incertidumbre, me reconforta recordar que el Señor comprende incluso mis necesidades más básicas, que se compadece de mis preocupaciones y miedos. Veo que me invita simplemente a poner estas necesidades en sus manos, con la misma fe de esas personas que lo seguían, y esperar confiado en que Él va a actuar, aunque yo no entienda cómo ni dónde.

Querido Señor Jesús, gracias porque no eres solamente una idea abstracta, sino que un Dios-persona concreto, cercano, que se hace real entre nosotros y que compartes los límites de nuestra humanidad. Quiero entregarte con confianza todo lo que traigo, tanto mis esfuerzos como mis dolores, para que Tú los transformes y los pongas al servicio del Reino de Dios en el mundo. Regálame el poder abandonarme totalmente en Ti, para no decaer nunca en la esperanza y ser un testigo alegre de tu Amor.

AMÉN

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