Evangelio miércoles 1 de septiembre

Miércoles 1 de septiembre de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

1° de SEPTIEMBRE del 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 4, 38 - 44

Miércoles de la Vigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario

Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado." Y predicaba en las sinagogas de toda Judea.

Meditación de Andrés Osvaldo Iturriaga Berríos

"La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos"

Siento como si el Señor me dijera: "si me buscas, siempre me encontrarás. Yo vine al mundo para compartir con ustedes, para anunciar a toda la cercanía del Reino de Dios. Pero si no me buscas, si no te pones en marcha y me llamas, ¿cómo me vas a encontrar? Recuerda esos momentos de tu vida cuando experimentaste mi presencia cerca de ti, recuerda esa paz y esa plenitud, cómo querías retenerme ahí. Pues bien, sal de esas comodidades que te apoltronan, y búscame, porque sabes que en mí es donde encuentras tu alegría más profunda".

Me imagino a esa "multitud", formada por personas reales, cada una con sus propios miedos, sueños y anhelos, que luego de ver las obras de Jesús salieron a buscarlo, tal vez por horas, tal vez con miedo de que no volviera nunca. Y pienso en cuántas veces yo mismo he sentido una cercanía íntima con el Señor, pero en lugar de salir a buscarlo para que no se vaya, permito que esa cercanía se vaya diluyendo, hasta transformarse en un recuerdo nostálgico o en una buena intención de volver a encontrarme con Él, pero que por mi falta de perseverancia no logro concretar.

Querido Señor, gracias por regalarme a lo largo de mi vida, momentos muy potentes de comunión contigo, que me han llevado a sentir una paz o una fuerza que no vienen de mí. Ayúdame a que esos momentos no sean sólo un lindo recuerdo, sino un llamado permanente a buscarte, a saber que sólo estando contigo es cuando puedo ser yo plenamente, a que sólo cerca de ti es que puedo ser un instrumento de Dios en el mundo. Bendito seas siemmre Señor.

AMÉN

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