Evangelio miércoles 15 de septiembre

Miércoles 15 de septiembre de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

15 de SEPTIEMBRE del 2021

Evangelio según San Juan, capítulo 19, 25 - 27

Miércoles de la Vigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Nuestra Señora de los Dolores. Memoria obligatoria

Quincuagésimo Tercer aniversario de la muerte del Siervo de Dios José Kentenich

¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'. Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación?"

Siento como si el Señor me dijera "¡Atento! No dejes que la autocomplacencia te engañe. Cuando te conformas con sentir que haces todo bien, y comienzas a creerte mejor o más cercano a Dios que otros, es hora de detenerte. No sea que el sentimiento de auto suficiencia te haga creer que tu voluntad, que tus prioridades y tu forma de ver las cosas es la única correcta, la única que viene de Dios. Mi camino es uno de permanente conversión, de constante salir de tus estructuras limitadas, y de abrirte a la novedad del Reino de Dios.

Muchas veces caigo en la tentación, tal vez con muchas otras personas de mi edad, de pensar que mi generación es más justa, más sabia o incluso éticamente más elevada que las que nos precedieron. Y si bien hay aspectos de nuestra visión actual de sociedad que tienden a crear un mayor ambiente de justicia, probablemente esa sensación de "superioridad moral" sea de las cosas que más nos aleja de Dios, haciéndonos dejarlo a un lado, como si fuera un accesorio en nuestra vida. Hoy el Señor me recuerda que soy tan necesitado de su misericordia como cualquiera; y que mientras no lo reconozca, no podré abrir realmente mi corazón a su amor.

Querido Señor, a veces tus palabras son duras, pero tal vez es lo que necesito escuchar para no dormirme en mis comodidades. Regálame esa humildad que viene del sentirse pequeño y necesitado; que cada vez que me sorprenda juzgando a otros, me recuerde a mí mismo que todo lo que tengo viene de tu gracia. Ayúdame a ser un instrumento de Paz en el mundo, que sepa llevar concordia y perdón allí donde todo parece irreconciliable. Bendito seas por siempre Señor.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000